Vamos a partir por la definición de lo que implica la “técnica teatral”. Cuando hablamos de técnica hablamos de procedimientos o recursos que se emplean (o se emplearían) en un ámbito determinado (en nuestro caso, en las artes: teatro, concierto o cualquier evento en vivo), y estos procedimientos o recursos se adquieren a través de la práctica y pretende incluir la destreza y habilidad. Para ser más específico en nuestro recorrido, la “técnica teatral” no es un mecanismo, no intenta dar una determinada forma de hacer; sino que este tipo de técnica intenta llevar a hacer un recorrido que llamaremos proceso creativo individual pero en relación con el otro (otro cuerpo en escena y/u otro cuerpo que observa). Este proceso es singular y cada cuerpo que lo transite será particular. Tiene que ver con buscar su “yo” en la escena, arriba del escenario, despertando su cuerpo crítico, político y corregido. No hay una receta, por el contrario, hay destrucción de formas transitadas e impuestas. No se pretende destruir lo que nos sirve e interesa conservar, pero si nos interesa pensar en la escena. Hacer una (de)formación para la escena. Los cuerpos escénicos se deben preparar, entrenar, estar predispuestos “para” la acción escénica.

Cuando hablamos de estos cuerpos escénicos debemos comprenderlos como el medio que tiene expresividad. Pero no lo “posee”. El cuerpo no es una mochila que podemos cargarle una expresión. Sino que el cuerpo es el creador de las expresiones, de las intencionalidades y de sus deseos. El cuerpo crea, no transporta.

La “técnica teatral” es un amplio abanico de conceptos y conocimientos. Es la forma general de hablar de la técnica actoral y la escenotécnica: montaje, espacio escénico y espacio del espectador, la estructura dramática (plot, personaje/s, conflicto, texto, subtexto, etc.), el registro o el código actoral, las unidades visuales (arquitectónico: escenografía y utilería; y corporal: vestuario, maquillaje y peinado), los efectos especiales de las unidades visuales, sonido (el silencio, la voz, la música, impostación y proyección de la voz en el espacio, ortofonía, etc.), la iluminación, la maquinaria del Teatro, los ensayos, el organigrama, tendencia escénica. Todo esto es lo que debe tener en cuenta un cuerpo escénico, un cuerpo que debe entregarse a este gran mundo. Y tener conocimiento no significa ser profesional o especialista en eso: tener conocimiento de la iluminación escénica, no significa ser iluminador para diseñar u operar las luces en escena. Significa saber dónde pararse en el espacio y determinar la posición escénica, cómo debo sentir mi rostro y cómo debo percibir ese haz de luz en mi cuerpo (o incluso si busco que ese haz de luz no toque mi cuerpo y estar por fuera de la luz).

La materia fue diseñada y pensada desde la utilidad y la práctica. La lectura será nuestro sostén de la práctica y la práctica será la experiencia del material de lectura.

“Técnicas teatrales y de expresión corporal” tiene el objetivo general de planificar y ofrecer experiencias de aprendizajes en diversos formatos para fortalecer, potenciar y expandir el trabajo singular del cuerpo escénico, de modo tal que cada intérprete vocal pueda crecer en la conciencia y disponibilidad artística de su voz/cuerpo de manera integrada.

El trabajo será singular porque no buscaremos un estereotipo de cuerpo o de construcción de personaje, sino iremos hacia la particularidad del cuerpo para hacer determinado personaje o determinada acción escénica (si es que no hay personaje). Y de eso se trata el proceso creativo que vamos a hacer durante este cuatrimestre.

Se elaboraron y se seguirán elaborando propuestas pedagógicas teatrales que incorporan oportunidades de aprendizaje y potenciar a través de los ejercicios las capacidades de cada cuerpo escénico. Las actividades están diseñadas para profundizar la exploración e indagación acerca de su propio cuerpo escénico, facilitando oportunidades de revisión. No son propuestas individualistas, la mirada del otro (espectador) y la interacción con el otro cuerpo escénico siempre van a estar presentes. Esto contribuye a la integración de los cuerpos y a la propia compresión del propio con un sentido colectivo y de construcción social.